jueves, 12 de marzo de 2009

Autocontrol

Sin un control absoluto de la mente y el corazón no es posible la realización . Un hombre sin autocontrol no es verdaderamente libre. Los hombres creemos que somos libres porque podemos movernos, ir de un lado a otro, hablar y pensar a nuestro arbitrio. Si esto fuera fruto de nuestra verdadera voluntad individual, mostraría que realmente somos libres; pero son muy contados aquellos libres de pensar, de sentir, de actuar. Todo lo que el hombre hace y dice en nombre de su libertad es una evidencia continua de sus ataduras y limitaciones.
Lo que él desea no es siempre lo que necesita. Su pensamiento no es libre; está determinado por el cambio incesante de emociones y sensaciones, por las circunstancias exteriores, por su estado de ánimo, por el medio ambiente, por la vida.
Sólo el perfecto control interior y exterior da el conocimiento de lo que se es y lo que no se es; de lo que realmente se quiere y de lo que se desea por la influencia de la naturaleza, los seres y las cosas.
La libertad no se obtiene satisfaciendo al instante los caprichos veleidosos de la imaginación y el sentimiento, sino controlando la fuerza del deseo para hacerse dueño de sí mismo. Así se conocen las fuerzas internas, las buenas y las perjudiciales; así se maneja la voluntad hasta hacer de ella un instrumento de liberación. Sólo el dominio del cuerpo y la mente hace apto al hombre para la liberación y el esfuerzo para lograrlo es el método ascético que rige la vida espiritual.
Este autocontrol difiere fundamentalmente del control nervioso emocional que se practica habitualmente y que provoca con facilidad estados de tensión psico-físicas. Es un control ejercido por la parte más alta de la conciencia que no piensa ni analiza, sino observa, y al observar, sabe.
Comúnmente se establece el control al mismo nivel de las luchas interiores, provocándose así un conflicto mental y emocional al identificarse el alma con las mismas fuerzas que combate y no puede salir de la dualidad de triunfos y fracasos, ganar y perder. La Renuncia a un triunfo personal sobre sí mismo, la Renuncia a un objetivo positivo como realización, transforma el esfuerzo volitivo en una técnica y el control es así un súper poder mental que fiscaliza y dirige las fuerzas interiores y exteriores. Control interior es control exterior y es poder sobre las fuerzas universales.

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