sábado, 27 de marzo de 2010

Ejercitar la memoria

Generalmente pensamos que la memoria no es más que la facultad mental que permite recordar el pasado. Sin embargo, la memoria abarca un campo, mucho mas amplio. Poseer memoria significa dominar sus tres tiempos: el pasado , el presente y el futuro. Cuando se vive el presente con atención y conciencia, el pasado se fija con claridad y el futuro se hace evidente.

La memoria podemos decir es, entonces, el recuerdo del pasado, la fijación mental del presente  y la percepción  del futuro generado por las acciones realizadas y lo hechos ocurridos.

En general los seres humanos creemos conocer el pasado pero no recordamos mas que vagas sombras del ayer, cada vez debilitadas por el transcurso de los años y el sobrevenir de nuevos acontecimientos. Si se poseyera una buena memoria el horizonte humano ampliaría notablemente su área de posibilidades.

Los estudiantes de la vida espiritual deberían tener una buena memoria que les permita recordar perfectamente el pasado, especialmente los acontecimientos importantes de sus vidas.

En la niñez se tiene una memoria que fija los hechos con claridad porque el cerebro todavia está impregnado de una energía cósmica que ha traido del mundo astral. Si no se ejercita la memoria, ella se debilita en la madurez, y en la vejez se acentúa aún mas la tendencia de olvidar lo ocurrido.

La memoria no es un don gratuito de la mente, que no necesita cuidado. Por el contrario, la memoria es un campo para explotar, que se pierde si no se trabaja.

sábado, 20 de marzo de 2010

Inmovilidad de la mente

No has de olvidar nunca, Corázon, que todas tus angustias, tus tristezas, tus estados abúlicos y grises, son hijos que tú generas conviviendo de continuo con los innumberables estados de la mente. Adquiere entonces ese otro estado celeste; el de la sublime inmovilidad. Una mente inmovil da paso a la Inteligencia, y en ella mora lo Absoluto que es Claridad suma. Sé, pequeño mío, que el mundo entero te fuerza a latir enamorado de sus formas, a perseguirlas, a acecharlas, a pedir ansioso al Cielo y a la Tierra la gracia de la posesión como si de ella dependiera toda tu vida...La ilusión de sus apariencias efímeras, montículos de cenizas hacinadas por un momento en la Casa del Tiempo, suelen cegarte de tal modo que, latiendo por ellas , te imaginas que lo haces por alguna Realidad suprema...Es la viscosa mente y sus secuaces los sentidos, es esa errabunda a quien en tal alta estima tienes, quien como barrera diabólica, se tiende  a tu paso no permitiendo que cruces el puente de este gran carnaval universal.

Convencete Angel mío, perteneces al Cielo . Cada latido tuyo es un paso hacia Aquello que pulsa secretamente la lira de la vida.

No lates en un cuerpo, resuenas en él, como el sonido dentro de la dorada campana. De lejos viene tu música y quiere generar Vida Sagrada y Santa.

Pero la mente, que con complacencia permite su prostitución en el mundo, te arrastra en pos de sí, te agita y conmuenve con sus anhelos, y termina perdiendote y cegándote para que no puedas abocarte a la Gran Empresa: la de tu conquista del Amor. Viniste a enamorar cada átomo de tu ser de Aquello; viniste como principe a hallar a tu Padre el Rey, como pescador en busca de la perla, como minero a descubrir diamantes en la montaña de la vida.

Del libro "La Paz del Corazón" de Ada Albrecht
                    

sábado, 13 de marzo de 2010

Aceptación


Aceptar no es resignarse pasivamente ante lo que se cree inevitable. No es inercia frente a la vida. Si el hombre no se esfuerza, nunca puede saber si esta dentro de sus posibilidades superar los problemas que sufre.

La vida del hombre es el dolor .Él no puede evitar el dolor ,pero puede comprenderlo.
Al aceptar se rompe el lazo con el que ata al dolor cuando es personal. Aceptar el dolor no es sufrir es aceptar la vida.

El hombre debe aprender a aceptar lo que no esta en sus manos modificar:el pasado.El medio,las características personales, los conflictos particulares y los colectivos , son la expresión dinámica del pasado.Reaccionar contra ello es no aceptar lo que ya ha sido. Lo único que el hombre puede hacer es trabajar para el futuro.

Aceptar el pasado es terminar de reaccionar contra el presente .Así se puede comprender el pasado y el presente .Es inútil reaccionar contra la historia;pretender que la vida y los hombres hayan sido diferentes. Aceptar el pasado es aceptar el dolor que ese pasado provoca en el presente .AL aceptarlo, al dejar de reaccionar se encuentra el presente y se puede trabajar el futuro.

Sin aceptación la acción es una reacción .Actuar por reacción es agregar más cadenas a las que ya existen, es sumar más dolor al dolor.
Aceptar el pasado es aceptarnos a nosotros mismos ,ya que ya somos .
Aceptar es la aceptación es la aceptación plena de la existencia.

Aceptación es equilibrio.

jueves, 4 de marzo de 2010

Conciencia


El planeta esta respondiendo con fenomenos de la naturaleza en distintas partes del mundo, algunos realmente con una fuerza debastadora, basta recordar Haití y ahora recientemente Chile , cabe preguntarse si esta respuesta no es un reclamo de la naturaleza respecto de como cuidamos el planeta.¿Cuanto de responsabilidad tenemos los seres humanos sobre esta furia de la naturaleza?. Es interesante pensar sobre ello y generar conciencia en el lugar que nos toca ocupar respecto a cuidar el mundo que habitamos . Aquí comparto un discurso de una activista ambiental, que involucrada desde muy temprana edad por la preocupación sobre nuestro planeta, nos deja este mensaje :

ESTE ES EL DISCURSO (TRADUCIDO AL CASTELLANO) PRESENTADO EN LA CUMBRE DE LA TIERRA, RIO DE JANEIRO, BRASIL 1992:

Hola, soy Severn Suzuki y represento a ECO (Environmental Children's Organization). Somos un grupo de niños de 12 y 13 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. Recaudamos nosotros mismos el dinero para venir aquí, a cinco mil millas, para decirles a ustedes, adultos, que deben cambiar su forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo segundas intenciones. Lucho por mi futuro.
Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No podemos soportar no ser oídos.
Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. Solía ir a pescar en Vancouver, mi hogar, con mi padre, hasta que hace unos años encontramos un pez con cáncer. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día, y desaparecen para siempre.
Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques repletos de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.
¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?
Todo esto ocurre ante nuestros ojos, y seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo una niña y no tengo soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen.
No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar un animal extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos.
Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo.
Aquí, ustedes son seguramente delegados de gobiernos, gente de negocios, organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad son madres y padres, hermanas y hermanos, tías y tíos, y todos ustedes son hijos.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una familia formada por cinco mil millones de miembros, treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso.
Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto, y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.
Aunque estoy enfadada, no estoy ciega, y, aunque tengo miedo, no me asusta decirle al mundo cómo me siento.
En mi país derrochamos tanto… Compramos y desechamos, compramos y desechamos, y aún así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas si las compartimos.
En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.
Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. Y uno de ellos nos dijo: “Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle comida, ropa, medicinas, un hogar, amor y afecto”.
Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué nosotros, que lo tenemos todo, somos tan codiciosos?
No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda. Yo podría ser uno de esos niños que viven en las favelas de Río; podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; un niño víctima de la guerra en Oriente Medio, o un mendigo en la India.
Aún soy sólo una niña, y sé que si todo el dinero que se gasta en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, la Tierra sería un lugar maravilloso.
En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos en el mundo. Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y a no ser codiciosos.
Entonces, ¿por qué fuera de casa se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?
No olviden por qué asisten a estas conferencias: lo hacen porque nosotros somos sus hijos. Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: “todo va a salir bien”, “esto no es el fin del mundo” y “lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.
Pero no creo que puedan decirnos eso nunca más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: “Eres lo que haces, no lo que dices”.
Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los desafío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras.

Gracias

SEVERN CULLIS-SUZUKI es una activista ambiental, conferencista y ecóloga. Es hija de la escritora Tara Elizabeth Cullis y el genetista y activista ambiental David Suzuki. Severn ha hablado en todo el mundo sobre temas ambientales, enseñando a los oyentes a definir sus valores, actuar con el futuro en mente, y asumir la responsabilidad individual.

Cullis-Suzuki nació y se crió en Vancouver, Canadá. A la edad de nueve años, fundó la Organización de los Niños del Medio Ambiente (ECO), un grupo de niños dedicados al aprendizaje y la enseñanza a otros jóvenes sobre temas ambientales. En 1992, a la edad de 12 años, Cullis-Suzuki recaudó dinero con los miembros de ECO, para asistir a la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brazil. Cullis-Suzuki presentó los problemas ambientales desde una perspectiva de los jóvenes en la cumbre, donde fue aplaudida por los delegados. En 1993, Doubleday publicó su libro "Cuéntale al mundo" (ISBN 0-385-25422-9), un libro de 32 páginas que habla de medidas ambientales para las familias.

Cullis-Suzuki se graduó de la Universidad de Yale en el 2002 con un B.Sc. en ecología y biología evolutiva.