
Y es que tú, y nadie mas tú, eres el lugar perfecto, tú mismo, adentro de tu mundo, de tu celeste casa, de tu territorio sublime, tú solo eres santuario, el altar, la morada del Padre. Si te ves con indiferencia o desgano, es porque confundes el reino de la esencia con el efimero castillejo del mundo y, así, no deseas buscar al primero, y te marchas de visitas al segundo.
¡Mira cuántos templos, pagodas, Iglesias y mezquitas levantó en esta Tierra el hombre que no pudo erigir en su Alma el trono de Dios ! Es inútil que se nos haya dicho " el reino del cielo esta en vosotros", nuestra sordera no lo escucha y así fabrica templos de cemento y ladrillos, puesto que nos resulta más fácil hacerlos de ese modo que construirlos de perdón, desapego y amor.
...Si yo no puedo ser la Casa de mi Señor, vaciándome de mundo para que Él penetre en ella, no hay lugar sobre la Tierra donde consiga reunirme con Él. Y no puede haberlo, porque el mundo es cambiante y el Ser no lo es, porque en lo exterior impera el movimiento y la Esencia es quietud.
...Corazón mío, eres el atrio de la oración más perfecta y acabada. ¡Dios sea alabado y glorificado en tí! Dios te otorgue la fuerza necesaria para que hagas de tu Morada la única Morada, hasta despertar y sentirte ya andando por la inefable ruta Celeste.
Extraido del libro "La Paz del Corazón" de Ada Albrecht
1 comentario:
Precioso texto.
Todo está en nuestro interior, pero sólo llegamos a El cuando antes nos hemos vaciado.
Siempre buscamos afuera sin darnos cuenta de que el tesoro está adentro.
Un abrazo enorme.
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