Puede el hombre tenerlo todo, puede gozar de todos los bienes de la vida y de una perfecta salud, puede viajar de un punto a otro de la Tierra; sin embargo, a determinada hora del día, un inoportuno visitante se acercará a él: es el dolor del tedio humano; es el cansancio de las horas que vuelan; es la sensación indefinida de que algo se ha perdido para siempre; es el sentido oculto de que un mal ignoto puede sobrevenirle en cualquier momento. ¿Quién no ha experimentado esta sensación? Aún el Santo no puede vencer a este mortal enemigo que es el tedio y el cansancio interior. Huir de él es encontrarlo; disfrazarlo, buscando la multitud y la diversión, es tenerlo estrechamente abrazado. Un sólo remedio existe para vencerlo y es el Sacrificio de irle al encuentro, de mirarlo cara a cara, de estudiarlo, analizarlo y conocerlo.
Un gran místico decía: “Mi vida está continuamente abierta en Dios, pero
hay una hora en cada día en la cual todo se vuelve oscuridad a mi alrededor, en
la cual los consuelos divinos, las comprensiones infusas, parecen estar tan lejos
como si nunca los hubiera conocido. Al principio, esta hora era la más terrible
para mí; pero desde que he comprendido que es el polo opuesto a mi vida
espiritual, ya que sobre ella me asiento para lanzar más alto el vuelo, la espero
con alegría, y gusto en esta hora de oscuridad el mismo gozo que experimento
en las horas más gloriosas de luz”.
4 comentarios:
Afortunadamente no aparece todos los días, pero sí de vez en cuando. Es la vida misma con sus luces y sus sombras. Todo está bien cuando comprendes que todo es vida.
Un abrazo.
Así es María , es como tu dices, lo esencial es invisible a los ojos decian por ahi, y lo esencial es la vida a cada instante en su multiples manisfestaciones. Gracias por compartir tu mensaje !!!!
Así es María , es como tu dices, lo esencial es invisible a los ojos decian por ahi, y lo esencial es la vida a cada instante en su multiples manisfestaciones. Gracias por compartir tu mensaje !!!!
Hermoso el ejemplo de como podemos ir más allá de la polaridad para tener una visión más elevada y así
experimentar esa comprensión que unifica los opuestos y nos libera.
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